domingo, 8 de agosto de 2010

EL PAISAJE DEL VIÑEDO EN ALBOLODUY

Montenegro es una estribación montañosa situada en el extremo oriental de Sierra Nevada, que coronada por el pico Galayo (1.710 m.) y limitada por los rios Andarax, en su vertiente sur, y Nacimiento, en su vertiente este, comparte su territorio con diversos pueblos ribereños de estos dos rios: Santa Cruz de Marchena, Alsodux, Terque, Bentarique, Instinción, Ragol, Canjayar, Ohanes, Ocaña, Doña Maria, Nacimiento y Alboloduy, siendo este último municipio el que disfruta de mayor extensión en sus vertientes sur y levante. Todo su territorio pertenece al Parque Natural de Sierra Nevada y, a partir de la cota 1.200, al Parque Nacional. En las laderas de estas vertientes se tiene constancia del cultivo de la vid ya desde la época árabe, siendo a partir de finales del siglo XIX cuando se intensifica su cultivo, llegando a su máximo esplendor en la década de 1960 en que, según el censo agrícola y catastral de la época, existian mas de 400 hectáreas de viñedos, entre los que predominaba una variedad que mantuvo su hegemonía a través del tiempo hasta nuestros dias: la jaén blanca. Es un claro ejemplo de la perfecta adaptación de una planta al medio natural, en un clima árido, con mínimas precipitaciones anuales, sobre un suelo pobre y pedregoso compuesto en su mayor parte por pizarras. Lamentablemente, a dia de hoy, el cultivo de estos viñedos se ha visto reducido de manera drástica hasta su casi total desaparición. Solo unos cuantos agricultores arraigados a sus tradiciones ancestrales y enamorados de este paraje tan singular mantienen aún en cultivo un puñado de hectáreas que bien pueden considerarse como patrimonio histórico por su antigüedad, patrimonio cultural por la sabiduría de los agricultores en la forma de cultivo a través del tiempo y medio ambiental por lo que el cultivo de estos viñedos supuso en sus dias en las laderas de estas montañas. La fuerte despoblación que sufrió Alboloduy a partir de la década de 1980, propiciada por el emergente cultivo intensivo de hortalizas en los invernaderos de la costa del Poniente almeriense que reclamaba abundante mano de obra, a la par que florecía una incipiente industria auxiliar de la agricultura, y la falta de unas mínimas infraestructuras de acceso a estos parajes, fueron la principal causa del paulatino abandono de estos viñedos. Sin embargo, la tradición del cultivo de la vid estaba tan arraigado en las gentes de este pueblo que trasladaron su cultivo a la zona del Campillo, más cercana y accesible.

En esta altiplanicie situada entre los 700 y 800 m. de altitud comenzaron a plantarse vides ya desde la década de 1970 a medida que se abandonaban las de Montenegro, hasta llegar a dia de hoy a una superfice aproximada de unas 60 hectáreas, manteniendo su hegemonía la variedad jaen blanca, en su ancestral cultivo en secano, aunque en los últimos años se ha iniciado el cultivo de otras variedades tintas como la tempranillo, cabernet sauvignon y syrah, con un sistema de cultivo en espaldera y apoyo de riego por goteo, pues estas variedades no aguantan su cultivo en secano en este clima. La casi total desaparición de estos viñedos de Montenegro ha supuesto un deterioro importante del medio natural, produciendo un impacto ambiental muy negativo en esta zona del Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada, por lo que sería muy interesante recuperar su cultivo por los innumerables beneficios que supondría en el aspecto socio-económico y en el ambiental, lo estamos intentando y de hecho ya se han replantado varias hectáreas de estos antiguos viñedos, a pesar del desánimo que nos provocan los innumerables requisitos técnicos y legales que se nos exigen por parte de las distintas administraciones. Estamos hablando de recuperar los antiguos viñedos y volver a plantarlos en los mismos terrenos que estuvieron antaño legalizados, con sus derechos de plantación y todos los requisitos, pero no hay manera, hay que volver a adquirir derechos de plantación para volver a asignarlos a esas fincas que aún conservan las antiguas cepas, ya secas claro está. Una vez adquiridos y asignados esos derechos, con un coste importante, la Consejería de Agricultura te autoriza a plantar los nuevos viñedos, pero como estamos en Parque Natural pues hay que solicitar los correspondientes permisos a la Consejería de Medio Ambiente y aquí comienzan los verdaderos problemas porque como se trata de fincas que llevan muchos años sin cultivarse pues según la ley han pasado a convertirse en monte y el monte es intocable. Y vuelta atrás, se tardan varios años en los trámites y se pierden de nuevo los derechos de plantación por no haber plantado en los plazos previstos. Al final te agotas y abandonas, dejándote en el camino muchas horas de trabajo, mucho dinero gastado para nada y mucha ilusión, pero esto es lo que somos los verdaderos defensores del medio natural, unos ilusos. ¿Os imaginais Montenegro repoblado de viñedos como hace 40 años? ¿Os imaginais el valle del Andarax repoblado de parrales como antes? Hemos perdido demasiados valores medioambientales y socioeconómicos. En otra ocasión hablaremos de estos valores y de las políticas al respecto que están llevando a cabo otros paises europeos donde se protege al viñedo como valor medioambiental y socioeconómico.

sábado, 30 de enero de 2010

LA ALTITUD ES UN FACTOR CLAVE EN LA CALIDAD DE LOS VINOS.

La diferente altitud del viñedo genera vinos de diferente calidad. Hoy día, tras arduas investigaciones, se tiende a buscar mayor altitud para el cultivo del viñedo a medida que se baja en latitud. La moderna enología se basa en el principio de que “el vino se hace en el viñedo”. En la actualidad existe una tecnología suficiente para permitir a los bodegueros elaborar vinos con la garantía de total higiene y sin fallos organolépticos, por tanto los enólogos dirigen mas su atención hacia el viñedo, hacia el origen de la materia prima objeto de la enología, en busca de los rasgos diferenciales.Es un hecho constatado que las uvas procedentes de tierras altas tienen más calidad: la radiación solar es mayor, la diferencia térmica entre el día y la noche es mayor, los vientos de altura proporcionan una mayor sanidad de la uva, lo que permite un tipo de viticultura que no necesita recurrir a pesticidas; a mayor altitud los suelos son más pobres y pedregosos, por lo que permiten un mayor drenaje para la vid. La capacidad fotosintética en un viñedo depende de la radiación solar y de la máxima superficie foliar expuesta, lo que favorece claramente al viñedo de altitud. Los principales compuestos fenólicos del vino son los antocianos y taninos; los antocianos son los responsables del color en el vino tinto, y se encuentran en la piel de la uva; los taninos son los responsables de la estructura y astringencia, y se encuentran en la piel de la uva y en las pepitas. La baya de uva sintetiza estos compuestos fenólicos, además de los compuestos aromáticos, en respuesta a una situación de estrés de la cepa como puede ser el estrés hídrico, las radiaciones ultravioletas y las diferencias de temperatura, características que se consiguen en viñedos de altura, con lo que se obtienen vinos de máxima calidad, con mayor intensidad aromática, más color y estructura, y en definitiva mayor calidad organoléptica.